martes, 6 de abril de 2010

El 'galáctico' declarado traidor de su patria

“Escucha hijo mío, tu jugarás en el Real Madrid hasta que tú tengas ganas”, con estas palabras, un paternal Santiago Bernabeu, rescató del olvido a uno de los grandes talentos del fútbol mundial. Ferenc Puskas nació en Budapest el 2 de abril de 1927, su verdadero apellido era Purczfeld, de origen alemán, pero en la Segunda Guerra Mundial decidió cambiarlo por el de Puskas, que significa “escopeta” en húngaro.

Puskas era hijo de un futbolista medianamente reconocido en su país y de ahí nació su amor por el fútbol. Comenzó pateando pelotas caseras hechas con papeles o trapos por toda la casa. Sin embargo, su talento se mostró pronto, a la edad de tres años brindó un espectáculo de destreza con su pierna izquierda en el descanso de un partido de liga, el público quedó emocionado y lo premió con una ovación y un puñado de caramelos.
Así pues, comenzó a jugar en las categorías inferiores del club Kispest con diez años. Tras su paso obligado como recogepelotas, seis temporadas después, debutó en la primera división. El técnico que le dio la oportunidad lo conocía a la perfección, pues era su padre. Curiosamente, hasta llegar a ese día, Puskas había alternado el fútbol con el baloncesto, lo que le sirvió para ganar velocidad, reflejos y disciplina táctica.

Su vida cambió radicalmente a finales de 1956: Cuando ya había alcanzado el grado de teniente coronel, el 22 de Octubre estalló la ‘Revolución Húngara’ contra el poder central instalado en Moscú que sería aplastada al invadir Budapest la URSS con su ejército. Esto tuvo repercusión en el deporte ya que, para el día 7, estaba prevista la ida de los octavos de final de la Copa de Campeones de Europa, el equipo de Puskas, el Honved, recibía al Athletic. La caótica situación obligó a la UEFA a decidir que el partido se disputara en Bilbao. La vuelta se jugó en Bruselas ya que los jugadores húngaros no querían volver a su tierra. Esta decisión fue tomada como una deserción del ejército por parte de las autoridades rusas, Puskas fue declarado traidor a la patria por el régimen comunista y tardaría dos décadas y media antes de volver a pisar Budapest.
La FIFA sancionó a los jugadores con una inhabilitación de dos años y muchos pensaron que, Puskas, con casi 30 años, vería así cortada su excelente trayectoria (358 goles en 349 partidos).
No obstante, en agosto de 1958 – casi dos años tras su último encuentro oficial – Puskas volvió a la alta competición, el Presidente del Real Madrid, Santiago Bernabeu, apostó por él a pesar del rechazo del Secretario Técnico, José Samitier, y las dudas del míster Yiyo Camiglia.

El húngaro cogió el tono físico rápidamente y comenzó una etapa gloriosa en el Real Madrid. Consiguió tres copas de Europa, cinco ligas consecutivas, una copa del Rey y la Intercontinental del año 1960 ante Peñarol. Su actuación fue decisiva en la consecución de estos títulos ya que alcanzó el trofeo pichichi en cuatro ocasiones. Cabe destacar los cuatro goles que endosó en media hora al Eintracht de Frankfurt en la final europea de 1960.

Los registros con su selección no fueron menos llamativos, materializó 83 goles en 84partidos logrando entrar en el marcador en su primer encuentro ante Austria. Curiosamente, Austria, fue su primer y último rival al que se enfrentaría vistiendo la camiseta magiar. Entre 1943 y 1956 Hungría se convirtió en una superpotencia futbolística quedando invictos en casa y alcanzando los años dorados del fútbol húngaro. Entre sus proezas se puede citar ser el primer conjunto que derrotó a la Unión Soviética en calidad de visitante o el recordado partido en Wembley ante los ingleses, en él, la selección de las islas británicas había hecho de su estadio una autentica fortaleza. Inglaterra no quería disputar partidos con el resto de selecciones ya que las consideraban inferiores y no veían atractivo a estos encuentros hasta que llegó la Hungría capitaneada por Puskas. Un rotundo 6-3 a favor de los magiares los consagró en la historia ya que era la primera vez que un equipo no-británico asaltaba Wembley. Esta derrota fue considerada una humillación para el combinado inglés y solicitaron otro partido para demostrar que sólo se trataba de un descuido fortuito. El encuentro se disputó en Budapest y las consecuencias para Inglaterra fueron aún mayores, 7-1 para Hungría, la mayor derrota de la historia del conjunto británico.

Pero no todo fueron éxitos para Puskas, su mayor decepción llegaría en el Mundial de Suiza 1954 donde su selección, sin él, consiguió entrar en la final deslumbrando al mundo. Puskas consiguió estar listo para disputar el encuentro ante Alemania e intentar alcanzar el primer mundial para su país. Todo comenzó bien ya que en los primeros diez minutos la selección húngara ya ganaba cómodamente 2-0 y nada hacía presagiar lo contrario. Pero el esfuerzo germano hizo que al final del primer tiempo se llegase con empate. A pesar del asedio de Puskas y sus compañeros en la reanudación, donde incluso le anularon un gol a Ferenc, un tanto de Rahn a cinco minutos para el término del encuentro, privó a Hungría de lograr su primer gran trofeo.

La selección húngara no fue la única que pudo disfrutar de su juego. Tan adaptado estaba a España durante su época en el Real Madrid, que, con 35 años, en 1961 consiguió la nacionalidad española y disputó el Mundial de Chile 1962 con la ‘roja’. Pero, con Di Stéfano lesionado, la selección española no pudo superar la primera ronda tras quedar encuadrada en el grupo con Brasil, Checoslovaquia y México.

Puskas, figura legendaria del fútbol mundial, fue apodado ‘cañoncito Pum Pum’ debido a su infalible disparo de zurda y su facilidad para materializar las ocasiones. En 2004 fue elegido por la FIFA el Máximo Goleador del Siglo y es considerado uno de los mejores futbolistas del Siglo XX.

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