miércoles, 22 de septiembre de 2010

La dictadura del futbolista

La relevancia que ha alcanzado el fútbol en las últimas décadas ha generado el fenómeno del futbolista estrella, paradigma de un proyecto y estandarte principal de un club. La importancia que alcanza este jugador posee unas dimensiones tan grandes que prevalece por encima del bien colectivo y condiciona a los dirigentes del equipo.

El último ejemplo ha sido el de Neymar en el Santos brasileño. El jugador se convirtió en el centro de las miradas antes de la vuelta a casa de Robinho y con la vuelta del ex-madridista a Europa y la venta de André Ribeiro, ha incrementado su hegemonía. Algo nada nocivo si no fuese por su carácter provocador y polémico que le ha traido más de un contratiempo.

Por muy referente que sea de su equipo, Neymar demostró ser un futbolista caprichoso cuando insultó a su compañero Edu Dracena (capitán) y faltó al respeto a su entrenador, Dorival Junior, tras decidir este último que el delantero no era el elegido para ejecutar un penalti en el encuentro entre el Santos y el Goianense. Durante el resto del encuentro, Neymar se mostró excesivamente individualista y no combinó jugada alguna con el resto del equipo. La imagen fue tan surrealista que la directiva tomó la decisión de multar al joven con el 30% de su salario mensual y apartarlo para el siguiente partido frente al Guaraní.

La directiva, presa de su estrella mediática de apenas 18 años, pensaba que el asunto quedaría resuelto y Neymar sería de la partida para el encuentro de mañana ante el Corinthians. No pensó así el técnico, Dorival Junior, que decidió prolongar el veto del delantero y no lo incluyó entre los convocados, explicando que debía madurar y aprender de sus errores. Los dirigentes no asumieron bien su ausencia y decidieron destituir de inmediato al entrenador, que, curiosamente, este año los coronó campeones del Campeonato Paulista y de la Copa do Brasil. En la actualidad el Santos ocupa la sexta posición en el Torneo brasileño.

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