jueves, 13 de marzo de 2014

Rabiot, la perla que sorprendió a Ancelotti

Ancelotti subió a Rabiot al primer equipo del PSG
En el multimillonario proyecto del PSG, engalanado con estrellas como Ibrahimovic, Thiago Silva o Cavani y rodeado de todo el glamour que acompaña a la ciudad parisina, destaca la presencia de un joven espigado y pelo enmarañado que cuenta sólo con 18 años, Adrien Rabiot.

Titular anoche en el partido de vuelta de Champions League ante el Bayer Leverkusen, Rabiot sabe bien lo que es jugar la máxima competición europea pues se convirtió en el debut más joven de la historia parisina la temporada pasada ante el Dinamo de Zagreb, saltando al campo con 17 años. 

Rabiot junto a su familia
Este mediocentro zurdo rompe con todos los estereotipos que se le presuponen a los futbolistas de un gran club. Nacido en una pequeña localidad cerca de París llamada Saint-Maurice, su capacidad de adaptación (salvo en Manchester) puede ser porque pasó su infancia jugando en equipos formados por portugueses o armenios. Como curiosidad, el que fuese jugador del Granada, Hassan Yebda, también procede de Saint-Maurice. Pudo jugar en el City, al que llegó con 13 años, pero el club inglés no era el de ahora y sus problemas con la justicia unidos a la soledad que sentía el jugador francés hicieron que Adrien no permaneciese allí más de 6 meses. Su explosión se produjo con su fichaje por el PSG a los 15 años. Su capacidad de colocación, sacrificio y excelente visión de juego con su pierna zurda (principalmente en largo) llamaron la atención de Carlo Ancelotti la temporada pasada. Tenía a Verratti, Thiago Motta, Matuidi o Chantome para la medular parisina pero no se resignó a darle una oportunidad a Rabiot. Lo veía un complemento más dentro de su esquema de 'arbol de navidad' como mediocentro por el perfil izquierdo.

 Su madre y agente firmó su contrato profesional y el joven integró la primera plantilla durante la pretemporada. Comenzó a participar en algunos encuentros en la liga francesa entrando desde el banquillo pero Rabiot quería más y buscó una solución. Se marchó cedido al Toulouse durante 6 meses y logró la continuidad y rodaje necesario para ocupar, esta temporada, un lugar de pleno derecho en el primer equipo parisino.

Pero la vida de Adrien Rabiot fuera de los terrenos de juego esconde un drama familiar. Su padre sufre el llamado 'Síndrome de enclaustramiento', que le paraliza todo el cuerpo pero mantiene su mente en perfectas condiciones. Rabiot declaró que pudo ver el brillo en sus ojos cuando acudió a verle a un encuentro ante el Auxerre, jugando en las inferiores del PSG, y consiguió dos goles en la primera parte.  

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